San Salvador, 19 may (EFE).- Durante doce años, entre 1979 y 1991 El Salvador se vio envuelto en una guerra civil entre el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y los sucesivos gobiernos del país, de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Si bien la ONU, como fuente oficial, data
la guerra civil salvadoreña entre 1979 y 1991, no existe una fecha exacta que
se tome como referencia del inicio del conflicto.
Son numerosos los estudiosos y expertos en
el enfrentamiento armado de El Salvador, que aseguran que la guerra, que se
cobró 75.000 vidas, no comenzó hasta después del asesinato, el 24 de marzo de
1980, de monseñor Óscar Arnulfo Romero, que será beatificado el próximo sábado,
23 de mayo, en la capital salvadoreña.
Una de las voces más insistentes al
respecto es la de monseñor Urioste, quien asegura que durante el período del
arzobispado de Romero no hubo una guerra declarada, sino que su asesinato dio
lugar al comienzo del conflicto.
El primer período del enfrentamiento civil,
desde su inicio hasta 1983, está marcado por la instauración de la violencia de
manera sistemática, y el terror y la desconfianza en la población civil, así
como la desarticulación de cualquier movimiento opositor.
Durante la primera etapa del conflicto, que
abarca unos 3 años, los escuadrones de la muerte asesinaron a 34.131 civiles,
según el informe de al ONU a través de la Comisión de la Verdad, encargada del
estudio de los crímenes de la guerra salvadoreña.
La segunda parte del enfrentamiento armado
en El Salvador, que se fecha entre 1983 y 1987, se caracterizó por "las
violaciones a la vida, la integridad física y la seguridad en los centros
urbanos", señala el informe oficial.
A pesar del recrudecimiento aparente, en
este segundo período, se reduce notablemente el número de asesinatos a manos de
los escuadrones de la muerte, que pasan de 5.962 en 1982, a 1.655 en 1985.
Para entonces, el Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional (FMLN) fortalece su estructura y da muestras de
poder en la esfera militar, con acciones a gran escala y con el control territorial,
aunque temporal, de diversos lugares del país.
A partir de 1985 el FMLN inicia un período
en el que sus objetivos prioritarios son los asesinatos de alcaldes y
funcionarios del Gobierno en zonas estratégicas del conflicto, con lo que la
guerrilla intenta demostrar su "poder" en El Salvador.
Los crímenes contra políticos dan paso a
bombardeos aéreos indiscriminados, ataques masivos de artillería e incursiones
de la infantería, que generan grandes masacres en todas las comunidades.
Durante el segundo período hubo varios
intentos de diálogo, pero todos se frustraron debido a la radicalización de las
partes.
El FMLN y Democracia Cristiana, que gobernó
el país entre 1984 y 1989, con José Napoleón Duarte como presidente, no
lograron llegar a un acuerdo para alcanzar la paz en El Salvador.
En 1989 comienza el tercer período del
conflicto y finaliza en 1991 con la firma de los Acuerdos de Paz.
El 11 de noviembre de 1989, el FMLN inicia
la mayor ofensiva registrada en toda la guerra que alcanzan tales dimensiones,
que obliga a decretar el estado de excepción.
En el mismo año, ARENA se hace de nuevo el
gobierno del país, con Alfredo Cristiani como presidente, quien logra un
acuerdo de paz con el FMLN, que se firmó el 16 enero de 1992, tras las
negociaciones de más de dos años auspiciadas por la ONU.
Entre los 75.000 muertos durante la guerra
civil de El Salvador, se cuenta, oficialmente, a monseñor Óscar Arnulfo Romero,
aunque sean numerosas las voces que dicen que fue su muerte la que dio paso al
conflicto.
Durante los 12 años de guerra civil
salvadoreña (1980-1992) y en años previos, sacerdotes, religiosas y personas
afines a la iglesia católica, fueron asesinados por los escuadrones de la
muerte.
Sin tener un dato exacto de los asesinatos,
Monseñor Ricardo Urioste, presidente de la Fundación Monseñor Romero, dijo a
Efe que al menos 16 religiosos murieron violentamente en ese período.
Los casos que más indignación generaron, en
el país e internacionalmente, fueron los asesinatos de Monseñor Óscar Arnulfo
Romero, los padres jesuitas de la Universidad Centroamericana "José Simeón
Canas" (UCA), el padre Rutilio Grande y el de las religiosas
norteamericanas.
Según el informe de la Comisión de la
Verdad, "el 24 de marzo de 1980 el Arzobispo de San Salvador, Monseñor
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, fue asesinado cuando oficiaba la misa en la
capilla del Hospital de la Divina Providencia".
El asesinato es atribuido al exmayor
Roberto D'Aubuison, fundador de la derechista ARENA.
El 16 de noviembre de 1989, miembros del
Alto Mando de la Fuerza Armada ordenaron el asesinato de los jesuitas de la
UCA.
Elementos del Batallón Atlacat ejecutaron
el asesinato de los seis sacerdotes, la asistenta y su hija, "e intentaron
dejar evidencia que falsamente implicaba en el hecho a los rebeldes FMLN",
explica el informe de la Comisión de la Verdad.
Por otro lado, el 12 de marzo de 1977, el
padre Rutilio Grande fue ametrallado por los escuadrones de la muerte.
El día 2 de diciembre de 1980, miembros de
la Guardia Nacional de El Salvador detuvieron a las religiosas Ita Ford, Maura
Clarke, Dorothy Kazel y Jean Donovan, una vez que habían abandonado el
aeropuerto internacional.
Las religiosas, fueron llevadas a un lugar
aislado, donde las ejecutaron, "disparándoles a corta distancia",
explica en documento de la ONU.
Otros de los asesinatos recogidos en el
informe de la Comisión de la Verdad son el de los sacerdotes Alfonso Navarro
(1977), Ernesto Barrera Motto (1978), Octavio Ortiz, Rafael Palacios y Alirio
Napoleón, asesinados en 1979.
También se menciona al jesuita, Francisco
Peccorini, muerte que se atribuye a un comando urbano del FMLN, hecho
corroborado en el informe de la Comisión de la Verdad.
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